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Un Argentino en Normandia

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Mensaje por Invitado Sáb Ene 17, 2009 11:53 pm

Es largo pero vale la pena leerlo...

La asociación Buenos Aires Scottish Guard, entidad de ceremonial, recreación histórica, beneficencia y difusora de la cultura escocesa en la capital argentina, nos hizo llegar, a través de su Departamento de Prensa, un reportaje a un argentino, descendiente de británicos, que combatió como voluntario en la mayor conflagración de la historia: la II Guerra Mundial. Hugh Mc Iver participó de la mayor operación militar, el célebre desembarco de Normandía y en otras acciones de esa contienda. Además, como parte del ejército británico, estuvo destinado en Medio Oriente y le tocó vivir los inicios del enfrentamiento árabe – israelí.
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Departamento de Prensa de Buenos Aires Scottish Guard: ¿Nos podría contar como fue su historia para llegar a incorporarse al ejército británico en la Segunda Guerra Mundial?

Hugh Mc Iver:En el año 1939 yo era demasiado joven para ser soldado, trabajaba como empleado administrativo en el frigorífico Swiift, entonces fui al consulado británico y me dijeron que cuando cumpliera los diecinueve años me presentara, porque esa era la edad en que permitían el enrolamiento. Y en efecto, fueron pasando los meses, yo era un muchacho físicamente grande para mi edad e iba constantemente al consulado y les preguntaba sobre que diferencia podía hacer unos meses…, tanto insistí que antes de cumplir los diecinueve ya me comenzaron a hacer todos los papeles y los trámites para la incorporación.

Bien, un día me llamaron, el reclutamiento de gente para las fuerzas armadas británicas era un procedimiento secreto, por lo menos en Argentina, ya que por aquellos tiempos los submarinos alemanes merodeaban el Atlántico y hundían muchos buques aliados. Me preguntaron si me encontraba listo, yo les dije que si, y efectivamente antes de cumplir los diecinueve años me hallaba incorporado.

Me informaron que me presentara en el puerto de Buenos Aires para abordar el navío “Andalucía Star”, el mismo era un hermoso barco de pasajeros, rápidamente les avisé a mis padres y embarqué hacia la aventura.

En esas instancias, como todo joven, mi gran preocupación era que podía comer allí, por suerte tenía un amigo del campo que me consiguió un jamón de diecinueve kilogramos. En síntesis, lo que me llevó a ir a Europa a pelear fue básicamente el hecho que muchos amigos míos también se habían ido a luchar y yo no podía ser menos, el conflicto en sí me parecía secundario.

DP BASG: ¿Nos comentaría algunas anécdotas del viaje hacia Gran Bretaña?

Hugh Mc Iver:Antes de llegar a Gran Bretaña y a diez días de haber zarpado del Puerto de Buenos Aires nos torpedeó un submarino alemán y nuestro barco se hundió en solo veinte minutos, la mayoría de los sobrevivientes quedamos flotando en los botes salvavidas y otros lo hacían por sus propios medios hasta que los podíamos rescatar. Recuerdo que tuvimos varios muertos: un voluntario como yo, el capitán del buque, el barman que desapareció en la mar tratando de salvar a otra persona – una actitud sin duda heroica - y la enfermera del barco.

Este voluntario que se quedó en el barco y se hundió con él, no tenía ninguna intención de ir como voluntario, esto yo lo supe luego, obviamente. Perece que alguien de noche hacía señales de luces, y se suponía que era este muchacho y que de esta manera alertó nuestra posición a los “u-boat” alemanes, se podría decir que era un traidor. Además debimos luchar contra la amenaza de los tiburones porque los torpedos habían impactado en las cámaras frigoríficas de la nave donde se almacenaban toneladas de reces de carne que por la acción de las explosiones se hallaban desparramadas por toda la zona.

Estuvimos a la deriva como dos días hasta que nos rescató una corbeta británica que se llamaba “Petunia” y nos dejó en el puerto de Free Town en Sierra Leona, en la costa occidental de Africa, y nos pusieron rápidamente a bordo de un viejo barco de pasajeros, que encima se hallaba lleno de marineros civiles de Madagascar, la cosa es que allí se “armó” una “podrida bárbara” y nos corrieron del barco, estos tipos nos querían degollar a todos.

A causa de este incidente, nos sacaron del barco y nos trasladaron a un navío de bandera británica que se llamaba “Toscania” y con esa embarcación nos sumaron a un convoy escoltado por destructores y nos llevaron a Raijkiavik en Islandia. Lo más lindo de todo esto, era que casi todos estábamos con lo puesto, es decir con ropa de verano, bermudas y remeras y realmente al principio nos morimos de frío: de estar en el calor más intenso, pasamos al frío más tortuoso, igualmente pudimos conseguir algo de abrigo. Estuvimos como dos días en Islandia y de ahí nos trasladaron a Gran Bretaña, llegamos a Glasgow y gracias a la intervención de unos amigos que pudieron conectarse mediante la BBC a Buenos Aires e informar toda la lista de los sobrevivientes del hundimiento. Creo que mis padres se habían hecho la idea que yo me hallaba muerto.


DP BASG: ¿Nos podría comentar anécdotas o cosas que Ud. considere que sean interesantes de los primeros momentos del desembarco?


Hugh Mc Iver: Desembarqué en una playa que se encontraba a la altura de un pueblo denominado Audrieu, unos 20 km tierra adentro entre Bayeaux y Caen, fue el primer objetivo que tomamos.

Llegamos a doscientos o trescientos metros de la playa y nos detuvimos para reorganizarnos. Casi toda la noche estuvimos esperando para volver a movilizarnos, recuerdo que sentía un hambre atroz, hacía cuarenta y ocho horas que no comía nada. Posteriormente llegó la orden de avanzar y de eso lo único que recuerdo son algunas pequeñas cosas. Por ejemplo, el sargento, que era el jefe del blindado en donde iba yo, se encontraba hablando con un compañero que estaba en otro tanque, camuflado, y le decía lo siguiente “…a tu derecha, más o menos, a cinco grados, hay un hermoso tanque Tigre…” que era el terror nuestro. Yo los escuchaba atentamente y de repente el sargento se dirige a mi y me dice “…¡MC, arrancá!…”, el otro tanque ya lo había rodeado y en eso me dice “…¡pará acá!…”, por el borde de una pared, de lo que quedaba de una casa, el Sherman se colocó a retaguardia del Tigre y de un certero disparo lo voló al demonio, en ese instante nos ordenaron que si salía algún tripulante del tanque alemán, lo ametralláramos inmediatamente…

DP BASG: ¿Pudo divisar e identificar contra que clase de tropas y material alemán se estaba enfrentando?

Hugh Mc Iver: Peleábamos contra una división Panzer SS, lo peor que había, o mejor dicho, lo mejor que nos podía poner por delante el enemigo.

DP BASG: ¿En que división se hallaba incorporada su unidad?

Hugh Mc Iver: Mi regimiento se hallaba incorporado a la división nro. 49, denominada “Polar Bear División”.
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DP BASG: ¿Luego de consolidar la cabeza de playa, sobre que lugares Ud. y su unidad estuvieron operando?

Hugh Mc Iver: Una vez que tomamos Audrieu, nos abocamos a la tarea de atacar y ocupar Le Havre, que es un lugar muy importante al este de donde habíamos desembarcado y ahí nos juntamos con los canadienses y se produjo una batalla muy sangrienta en la zona. Por ejemplo, el batallón de los Kensington fue eliminado totalmente. Otra cosa importante fue que en nuestra división poseíamos el primer batallón del “Black Watch”. Esta gente, obviamente, cuando entraban en combate, tocaban la gaita medio al estilo antiguo. Yo observé caer a once gaiteros en muy poco tiempo. Uno caía y el otro, casi inmediatamente, tomaba su puesto para caer nuevamente. Era conmovedor verlos pelear, todos de baja estatura y naturales de la región de Tyneside, gente muy especial…

Aparte, en Le Havre, me sucedió un altercado muy gracioso. Veníamos por una calle, yo manejaba el tanque y el resto de mis compañeros estaban dormidos, al doblar por una esquina nos encontramos de golpe con un rodado enemigo en donde se encontraba montada una ametralladora pesada y que al detectarnos nos apuntó inmediatamente. Fue tal mi susto que frené de golpe causando la natural alarma en todos mis compañeros pero los alemanes creo que estaban más asustados que nosotros porque solo atinaron a poner primera y escaparon raudamente hacia la esquina opuesta perdiéndose de vista. ¡Dios estuvo con nosotros!

DP BASG: Luego de finalizada la guerra: ¿Cual fue su destino personal?

Hugh Mc Iver: Mire, le voy a contar una anécdota en referencia con lo que usted me ha preguntado. Estaba prohibido, mientras se estuviera bajo bandera, escribir a los diarios sobre nuestra situación, pero como yo era un escocés extremadamente cabeza dura le escribía a todos los periódicos ingleses que yo había venido de la Argentina para pelear la guerra en Europa y como ya había finalizado, me quería volver para mi casa. Al final publicaron una de las cartas y cuando el ejército se enteró no tardó ni dos minutos en darme prisión. Encima me habían degradado varias veces por insubordinado y rebelde, hasta que por fin me llegó la orden de regresar a Inglaterra. Me largaron solo, pero me las arreglé bien por suerte.

Partí de Haifa en tren para Ismailia, de allí crucé a Port Said. Tomé un barco en ese lugar, pasé por Italia, Francia y de allí a Londres. Una vez en la capital británica, me presenté a las oficinas en donde debía reportarme y me ordenaron trasladarme a un lugar denominado “Truman Barraks” en Portsmounth. Llegó allí, me presento en la guardia y me detienen bajo el cargo de desertor. Es decir, que terminé en el ejército británico tal como empecé… el caso es que una vez que recibí la orden en Londres de presentarme en Portsmounth, en vez de ir allí directamente anduve recorriendo algunos lugares. Uno era joven, le gustaba andar, quería ir a visitar amigos y después de tanta guerra decidí tomarme un respiro.

Luego de varias peripecias por fin me largaron. Me iba a tomar el famoso buque “Tamaroa” que retornaba a los voluntarios argentinos de la guerra y que estuvo quince días varado en el puerto porque no los dejaban bajar. Yo en cambio me vine en el “Alcántara” y allí se terminó mi historia en la II Guerra Mundial, o mejor dicho, ahí comenzaría una nueva historia…

Posteriormente recibí una carta del War Office ordenándome que me presentara en el consulado británico porque debía embarcarme a Gran Bretaña para enrolarme nuevamente porque todavía formaba parte del Ejército Británico. Todavía me están esperando…

Mucho tiempo después se dieron cuenta que les sobraban unas medallas y me mandaron una carta, firmada por el Embajador Británico en la Argentina, en donde el Rey Jorge VI me agradecía por los servicios prestados…
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DP BASG: ¿No lo tentaron para entrar en el ejército argentino?

Hugh Mc Iver: Por esas épocas recibí muchas ofertas para dedicarme a la carrera militar, hasta mantuve conversaciones con gente cercana al movimiento revolucionario cubano, en la década del ‘50, para intervenir en la revolución e ir de mercenario a Sierra Maestra. Ya no me interesaba la aventura militar, senté cabeza y me dediqué a las actividades agropecuarias, fui encargado de campos, entre otras tareas.

DP BASG: ¿Qué reflexión final le surge de todo lo vivido en aquella Europa teñida de sangre?

Hugh Mc Iver: Hay muchas cosas que podría decir pero aún así voy a expresar una sola. El único país que no reconoció los servicios de los soldados que lucharon por ella fue Gran Bretaña. A los oficiales les dieron una jubilación, pero a los suboficiales y a la tropa el reconocimiento fue nulo. Se realizaron una serie de reclamos que llegaron hasta el Parlamento, quien trató el tema fue el mismísimo hijo de Churchill y la conclusión final fue que como eran tantos, no se podía pagar a nadie. De todo lo vivido les puedo confesar que en la guerra aprendí muchísimo, y especialmente lo que valen los hombres, lo cual me sirvió de mucho hasta el día de hoy. Aprendí a conocer al ser humano realmente como es y a ese tipo de conocimiento se llega en momentos cruciales y difíciles, es cuando se ve de que clase de metal está hecho un ser humano.

DP BASG: ¿Y del enemigo que imagen tiene?

Hugh Mc Iver: Lo que les puedo expresar es que con el enemigo no hay rencores. Al cabo de estos años y al haber conocido a ex combatientes alemanes me he dado cuenta que todos estábamos en la misma bolsa y lo único que importaba era sobrevivir.

bueno gente es una historia muy entretenida espero que la lean yo se que es medio larga, pero para su informacion tuve que resumirla y sacarle imagenes,porque me decia que era un mensaje muy largo, bueno me costo mucho trabajo hacerlo, espero sus comentarios, saludos! Very Happy

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Mensaje por Invitado Sáb Ene 17, 2009 11:57 pm

despues voy a poner las imagenes que tuve que sacar... Smile

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Mensaje por Cabezaa Sáb Ene 17, 2009 11:59 pm

gracias pale exelente el pots

rarisimo q 1 arg quisiera estar en la guerra combatiendo para otro pais

encima insistia el vago para entrar

graicas
Cabezaa
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